El Deportivo, único equipo de los cuatro que se jugaban la permanencia en la división de honor del fútbol español, no ha conseguido la victoria frente a la Real Sociedad, y se hunde en la segunda división. La Real que le ganó por 0-1 se clasifica en cuarta posición de la liga, con lo que tiene plaza para la Champions League.
Verdadero drama se vivió en Riazor, en donde los de La Coruña encajaron el gol en la primera parte, y no tuvieron ni suerte ni habilidad para conseguir al menos un empate, que los empujaría, sin duda, a la victoria. Puede que no sean equipo de primera, pero se van a segunda con una afición que sí ha demostrado ser de lo mejor del fútbol mundial. Recibieron al equipo con un gran mosaico, y un tremendo cántico. Estos seguidores llevaron a su equipo en el último tramo de partido a tener acorralado en su área a un gran equipo como es el de San Sebastián. Y despidieron al Depor con un gran ovación, no se movía un alma del estadio. La afición en las gradas, y los jugadores en el campo. Caras de incredulidad, y lágrimas en los ojos. Lágrimas también las que vertió Valerón, al ver como coincidía su despedida, con la despedida de su equipo de la máxima categoría. Por contra la alegría de los donostiarras que lograban entrar en la liga de campeones para la próxima temporada.
La afición del Depor ha dado una lección de cómo se desciende de categoría. Esperemos que los aficionados del Zaragoza hayan tomado buena nota de cómo debes ser este comportamiento. Los hinchas aragoneses provocaron disturbios con la policía, luego de ver perder a su equipo contra el Atlético de Madrid, por 1-3, bajando así a segunda.
El resultado de Mallorca 4 – Valladolid 2, no ha sido suficiente para que los de la isla se quedaran en la máxima categoría del fútbol español. Y el motivo ha sido la victoria del Celta en Vigo. Los jugadores del Mallorca fueron despedidos con pitos del campo.
El Celta se mantiene en primera. Ganó su partido contra el Español, 1-0, y perdió el Depor. Era las dos condiciones para que el equipo gallego no descendiera, y se cumplieron. La alegría en Balaídos, y en las calles de Vigo, fue enorme.